Edgardo Dominguez2025-02-10T08:09:35-05:006 febrero, 2025|
jbagonzalez2025-02-07T15:10:19-05:005 febrero, 2025|
Edgardo Dominguez2025-01-29T16:13:54-05:0029 enero, 2025|
Edgardo Dominguez2025-01-30T14:51:50-05:0029 enero, 2025|
Excelencias, Distinguidos Delegados:
Agradezco a Kazajstán la organización de esta simbólica, pero poderosa ceremonia, en la que nuestras banderas se convierten en protagonistas el día en que nos sentamos oficialmente en la silla del Consejo de Seguridad y asumimos la gran responsabilidad de promover y mantener la paz y la seguridad internacional, en momentos en que el mundo sufre grandes angustias.
Como miembro fundador de las Naciones Unidas, Panamá siempre ha defendido los principios establecidos en la Carta de la ONU y ha reafirmado su compromiso con el multilateralismo como fundamento de nuestra estrategia de política exterior.
El Consejo de Seguridad desempeñó un papel crucial en nuestra historia nacional, cuando se reunió formalmente, por segunda vez fuera de su sede, en la Ciudad de Panamá en 1973, bajo la acertada dirección de nuestro entonces Embajador ante las Naciones Unidas, Aquilino Boyd.
En esa reunión el mundo reconoció nuestro legítimo reclamo para lograr el control y administración del Canal de Panamá, vía que los panameños ampliamos con el objetivo de responder mejor a las necesidades comerciales del mundo y da la bienvenida al tránsito de buques de todas las nacionalidades.
Esta maravilla de la ingeniería que fue posible gracias al ingenio estadounidense, impulsó la histórica colaboración de larga data entre Panamá y los Estados Unidos de América, (colaboración) que también condujo a la solución , por medios diplomáticos, de un conflicto persistente cuando el Presidente Jimmy Carter, en un gesto de equidad acertado, visionario y decente, que dignificó a los Estados Unidos, adelantó las negociaciones con el General Omar Torrijos de Panamá, que concluyeron con éxito con los tratados Torrijos-Carter en 1977.
Esos tratados pusieron fin a un enclave colonialista que había dividido al país por la mitad y que amenazaba con convertirse en una situación incendiaria que, si se le hubiera permitido continuar, habría amenazado la paz y la seguridad de toda la región.
Asimismo, como resultado de esos tratados, que entraron en vigor en un proceso que concluyó el último día del siglo XX, Panamá asumió el control de su Canal y, desde entonces, ha servido a la comunidad internacional con su exitosa administración durante los últimos 25 años, sin injerencia alguna de ningún otro país o potencia mundial y sujeta a un régimen de neutralidad que ha sido estrictamente respetado por el mundo entero.
Nuestra bandera, que desde hace 25 años ondea sola y orgullosa sobre el Canal de Panamá, ha sido una poderosa protagonista a lo largo de nuestra historia. En 1964, cuando unos estudiantes panameños llevaron una preciada bandera al corazón de la antigua Zona del Canal de Panamá, ésta fue rasgada en una escaramuza que avivó los sentimientos nacionalistas y terminó con violentos disturbios en los que perdieron la vida panameños y ciudadanos estadounidenses, y muchos otros resultaron heridos.
El mundo puede contar con Panamá como socio constructivo que tiende puentes para el trabajo que nos espera en el Consejo de Seguridad en los próximos dos años. Con este objetivo, nos proponemos potenciar el papel tradicional de nuestro país, como promotor del diálogo, la mediación y la conciliación en los asuntos internacionales. Somos conscientes de que seremos juzgados severamente si no nos situamos en el lado correcto de la historia, defendiendo los propósitos y principios de la Carta de la ONU.
Como he dicho, nuestra bandera se erige en emblema vivo de nuestra soberanía y dignidad nacional y une a nuestro pueblo. Esta recoge la esencia de la identidad panameña y sirve de faro de esperanza y orgullo. A través de la bandera se sigue contando la historia del pasado, presente y futuro de Panamá, alentando el espíritu de las generaciones venideras.
Hoy deseo rendir homenaje a nuestra bandera citando a un gran periodista y poeta panameño, Gaspar Octavio Hernández, cuando expresó en un inspirador poema:
“¡Bandera de la patria! Sube…, sube
hasta perderte en el azul… Y luego
de flotar en la patria del querube;
de flotar junto al velo de la nube,
si ves que el Hado ciego
en los istmeños puso cobardía,
desciende al Istmo convertida en fuego
y extingue con febril desasosiego
¡a los que amaron tu esplendor un día!;
¡Gracias!
Excellencies, Distinguished Delegates,
I thank Kazakhstan for organizing this symbolic yet powerful ceremony, in which our flags become protagonists on the day we officially sit on the Security Council chair and assume the great responsibility of promoting and maintaining international peace and security, at a time the world suffers great anguish.
As a founding member of the United Nations, Panama has always upheld the principles established in the UN Charter and reaffirmed its commitment to multilateralism as the bedrock of our foreign policy strategy.
The Security Council played a crucial role in our national history, when it held a formal meeting, for the second time out of its headquarters, in Panama City in 1973, under the able stewardship of Ambassador to the UN, Aquilino Boyd.
During this meeting the world recognized our legitimate claim to achieve control and administration of the Panama Canal, a route that we Panamanians expanded in order to better serve the commercial needs of the world, and welcomes the transit of vessels of all nationalities.
This engineering wonder that was made possible by American ingenuity, prompted the historic long-time collaboration between Panama and the United States of America, that also led to the solution of a lingering conflict, by diplomatic means, when President Jimmy Carter, in an enlightened, visionary and decent gesture of fairness that dignified the United States furthered negotiations with General Omar Torrijos of Panama, that concluded successfully with the Torrijos- Carter treaties in 1977.
Those treaties ended a colonialist enclave that had divided the country in half and was threatening to become an incendiary issue that, if allowed to continue, would have threatened the peace and security of the entire region.
Also as a result of those treaties, which entered into effect in a process that concluded on the last day of the 20th century, Panama assumed control of its Canal and has since then,
served the international community by its successful administration during the last 25 years, without any interference by any other country or world power and subject to a regime of neutrality that has been respected scrupulously by the entire world.
Our flag has been indeed a powerful protagonist through our history. In 1969, when Panamanian students carried a treasured flag into the heart of the former Panama Canal Zone, it was torn in a skirmish that fueled nationalistic sentiments and ended with violent riots in which Panamanians and US citizens lost their lives, and many others were injured.
The world can count on Panama to serve as a constructive partner and bridge builder for the work ahead of us in the Security Council in the next two years. To do so, we intend to enhance the traditional role of our country, as one that promotes dialogue, mediation, and conciliation in international affairs. We are conscious that we will be judged severely if we do not stand on the right side of history, defending the purposes and principles of the UN Charter.
As I have said, our flag stands as a living emblem of our sovereignty and national dignity and unites our people. It captures the essence of Panama’s identity and serves as a beacon of hope and pride. Through the flag, the history of Panama’s past, present and future continues to be told, encouraging the spirit of generations to come.
Today I wish to pay tribute to our flag by quoting a great Panamanian journalist and poet, Gaspar Octavio Hernández, when he expressed in an inspiring poem:
“¡Bandera de la patria! Sube…, sube
hasta perderte en el azul… Y luego
de flotar en la patria del querube;
de flotar junto al velo de la nube,
si ves que el Hado ciego
en los istmeños puso cobardía,
desciende al Istmo convertida en fuego
y extingue con febril desasosiego
¡a los que amaron tu esplendor un día!;
Thank you!