“La Función de la mediación en el arreglo pacífico de controversias, la prevención de conflictos y su solución.” Nueva York, 27 de septiembre de 2011. Señor Presidente, Distinguidos Jefes de Estado y de Gobierno, Damas y caballeros, Es un honor dirigirme a la comunidad internacional, en primera instancia para expresar la complacencia del Gobierno de la República de Panamá por la elección del Honorable Embajador Sr. Nassir Abdulaziz Al-Nasser, como Presidente de este sexagésimo sexto período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La delegación de Panamá se complace por la celebración de este Debate General con la presencia del Secretario General y los representantes de los distintos Estados Miembros, Observadores y organizaciones hoy presentes en este Debate. Asimismo, elogiamos al Presidente del sexagésimo quinto período de sesiones de la Asamblea General por su excelente labor. El Presidente Al-Nasser nos ha invitado a que enfoquemos este debate en el fortalecimiento de la función de la mediación en el arreglo pacífico de controversias, la prevención de conflictos y su solución. La trascendencia de esta temática nos invita a dedicarle una profunda reflexión en sus múltiples dimensiones, toda vez que la mediación es un instrumento esencial para preservar la paz y la seguridad internacional. Señor Presidente, Panamá es un país multiétnico donde conviven en armonía personas de diversas culturas, credos y lenguas, con la plena libertad para ejercerlas. El apego a la democracia representativa, a la independencia y al respeto de la soberanía, ideología e integridad territorial de todos los países, son particularidades inalienables de las características que nos definen. A nuestro juicio y como miembro fundador de esta distinguida Asamblea, Panamá aboga siempre por la paz y seguridad internacional, la promoción del diálogo entre los Estados miembros, el fortalecimiento de la dinámica multilateral y la facilitación de la misión de las Naciones Unidas. Esto se debe, en gran parte, a las experiencias asimiladas en el transcurso de la trayectoria diplomática de nuestro país. Hace más de tres décadas, en su segunda y última ocasión, el Consejo de Seguridad celebró una sesión extraordinaria fuera del seno de esta Sede para la mediación política en la disputa sobre la soberanía de Panamá en su Canal y los territorios de la zona canalera, lo cual constituyó la plataforma que lanzó la causa panameña al panorama internacional. Gracias a la voluntad conjunta y la intervención de los Estados Miembros de esta ilustre Asamblea General, demostrada en la resolución histórica 31/143 de 1976, inspiró en gran medida la firma de los Tratados Torrijos-Carter entre Panamá y los Estados Unidos en 1977. Hoy día, el Canal de Panamá, plenamente soberano, es uno de los ejes más importantes de nuestro desarrollo económico, tutelado por una administración panameña, para el beneficio de todas las naciones del mundo. Por este noble éxito del multilateralismo, los panameños siempre estaremos agradecidos. Como agentes de mediación multilateral, se instauró en Panamá el Grupo Contadora, que forjó una alianza latinoamericana comprometida a la democracia, cooperación económica y seguridad regional, del cual surgió el Acuerdo de Paz de Esquipulas; avance sobresaliente en la consolidación de la paz en Centroamérica. Este Grupo Contadora fue el origen del Grupo de Río, un mecanismo importante de consulta y concertación política para América Latina. Al recuperar nuestra democracia al principio de los años 90 y con el auspicio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, iniciamos un ejercicio sostenido de consultas entre los principales actores del gobierno y de la sociedad civil, con el objeto de fortalecer nuestras instituciones administrativas, asegurar una reversión impecable del Canal de Panamá, superar las asimetrías a lo interno del país, e identificar estrategias para cumplir con las prioridades para el desarrollo[1]. A lo largo de las dos últimas décadas, nuestra cultura de diálogo nos ha dotado de las facultades necesarias para transformar al país en una sociedad democrática y dinámica, que avanza decididamente con la actual administración del Presidente de la República, Ricardo Martinelli Berrocal. Todo lo anterior, ha llevado a Panamá a ser considerado el país más competitivo de Centroamérica, según el esquema de clasificación del Foro Económico Mundial, tomando en cuenta nuestro sistema financiero de primera categoría, puertos e infraestructura logística multimodal de alta calidad, eficiente absorción tecnológica, en un ambiente abierto para los negocios que genera interés global en la inversión extranjera directa. Nuestras sólidas perspectivas de crecimiento económico y el favorable manejo de la deuda pública, combinado con la continua, adecuada y cuidadosa disciplina fiscal, han sido determinantes en alcanzar recientemente el grado de inversión con perspectiva estable según las más importantes agencias calificadoras de riesgo, e inclusive elevando la calificación. Del mismo modo, hemos regresado a la categoría de países cooperantes en materia de intercambio de información y transparencia fiscal, al adoptar todas las medidas correctivas que le han permitido cumplir las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Sin embargo, el camino no ha sido fácil. Señor Presidente, Creo que todos los aquí reunidos asumiremos los principales retos que nuestros países enfrentan para lograr la reestructuración coherente de la economía mundial y la reforma de las instituciones y mecanismos de control. Reconocemos esto, y por ende nuestra política exterior participa activamente en importantes mecanismos multilaterales y foros de integración económica que promueven posiciones conjuntas con otros países de la región que permiten la apertura a nuevos mercados, en el ámbito comercial, de inversión, turismo y tecnología. Nuestro país entiende que para preservar un clima favorable para negocios, se debe evitar los conflictos internos y esto depende de numerosos factores, entre ellos: la vigencia del régimen democrático, la seguridad ciudadana, la garantía de los derechos humanos, la gestión responsable de los recursos naturales, la tolerancia, el acceso a servicios de salud y saneamiento, la asequibilidad de la canasta básica, la buena gobernanza y el desarrollo inclusivo y equilibrado. Luego de vivir 21 años en dictadura militar, hemos asumido un sólido compromiso con la democracia como vía para solucionar de manera pacífica los conflictos que surgen en nuestra sociedad. Señoras y señores, son las experiencias vividas durante una dictadura las que nos llevan a pronunciarnos sin ambages en los ámbitos bilaterales y multilaterales para fortalecer o restablecer la vigencia de las instituciones democráticas donde se ha requerido, lo que nos ha llevado a manifestar nuestra posición en coyunturas como la de Honduras, el fallido intento de golpe en Ecuador o la primavera árabe. Señor Presidente, La responsabilidad de solucionar las disputas que catalizan los conflictos internacionales cae, primordialmente, en los Estados en desacuerdo. Sin embargo, las Naciones Unidas, como eje diplomático global, cada vez más debe perfeccionar la mediación para la resolución de las controversias internacionales. Este precepto es un principio fundamental de la Carta Constitutiva de este organismo plasmado en el Artículo 33, mandato que ha materializado numerosos logros alrededor del mundo, en ocasiones cuando la cordura, el entendimiento mutuo y la concordia prevalecen sobre las posturas de agresión. La mediación y el diálogo ha sido la posición que Panamá ha sostenido frente a conflictos que son relevantes para la paz y la estabilidad política internacional. El Gobierno de la República de Panamá considera que el pueblo palestino tiene derecho a ser reconocido como Estado, pero debe primero resolver sus diferencias con su vecino Israel, que también tiene derecho a su existencia en paz. Por otra parte Panamá es uno deeneces ha llevado a manifestar nuestra posicio las que nos llevan a pronunciarnosinternos deben evitarse y la paz debe or Hol los 23 países que reconocen a la República de China (Taiwán), y mantiene a su vez relaciones comerciales y culturales armoniosas con la República Popular de China, enmarcadas en la actualidad por el respeto de Panamá a la tregua diplomática. Por tanto, y dada la vigencia que demuestra esta importante cláusula del Derecho Internacional, invitamos al Secretario General, y al señor Presidente, a continuar impulsando la promoción y fortalecimiento del rol y la visibilidad de la mediación como estrategia viable en la solución pacífica de las disputas. No obstante, para que el sistema de las Naciones Unidas pueda continuar sus actividades efectivas de mediación por la paz, es necesario que cada Estado Miembro cumpla con los compromisos adoptados para que la Organización cuente con suficientes recursos humanos y financieros. Este llamado a la cooperación internacional es especialmente pertinente en estos tiempos de estrechez fiscal, en vista de que la agresiva competencia por recursos escasos figura entre los principales orígenes de los conflictos bélicos. Señor Presidente, Panamá es un país con una larga y notable trayectoria pacífica y conciliadora. En nuestra perspectiva, el mejor recurso ante la amenaza de un conflicto armado es el diálogo diplomático entre las partes. Por ende, acogemos con beneplácito que el pasado mes de julio, la comunidad internacional marcó un hito importante en el camino hacia una arquitectura de seguridad colectiva con la adopción unánime de la resolución A/RES/65/283, titulada “Fortalecimiento de la función de mediación en el arreglo pacífico de controversias, la prevención de conflictos, y su solución”. Dicho consenso es una victoria de la razón sobre los impulsos bélicos. La comunidad internacional ha identificado la gran ventaja de invertir en un esfuerzo concertado para consolidar la paz, antes de vernos forzados a contener las tragedias consecuentes de los enfrentamientos violentos. Aún cuando la mediación de una tercera parte justa e imparcial es una de las estrategias más prometedoras para la prevención pacífica de los conflictos, reconozcamos también que las agresiones son una realidad: La historia humana nos ha enseñado que el hambre, la miseria, la ignorancia, la injusticia y la inequidad social engendran los peligros más graves para la paz y la seguridad. Si nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas, seguimos resueltos a preservar las generaciones venideras del flagelo de la guerra[2], debemos optar por asegurar proactivamente una paz que se radique, no en prácticas reaccionarias a las agresiones políticas y militares, sino en la confianza y garantía de los derechos humanos universales e igualitarios, en todos los rincones del planeta que compartimos. Para Panamá es de sumo orgullo compartir ante esta honorable Asamblea que nuestro Gobierno propuso la creación del Centro Regional de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe en Panamá, con el objetivo de fortalecer la coordinación y el diálogo entre las agencias regionales, principalmente, de las 16 organizaciones de las Naciones Unidas ya establecidas en Panamá[3]. El Gobierno Nacional financiará este proyecto, modelo único de buenas prácticas en la implementación de una construcción sostenible en América Latina y a nivel global, que sobrepasa los 40 millones de dólares; adicionalmente, se gestionará una campaña de recaudación de fondos internacionalmente. La posición geográfica privilegiada de nuestro país y la infraestructura logística que ofrece la Ciudad de Panamá ha atraído en los últimos diez años el establecimiento de diversas organizaciones que prestan ayuda humanitaria. Se construirá en Panamá el Centro Logístico Regional de Asistencia Humanitaria para las Américas. Este Centro Regional contará con los acuerdos necesarios para hacer expedita la entrada y salida de ayuda humanitaria destinada a socorrer en casos de desastres naturales o de otra índole que trate UNHRD. Otorgaremos estas tierras a título gratuito y con los servicios públicos básicos a la Oficina de Servicios de Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS). Con estos proyectos, nuevamente reforzamos nuestro compromiso con el sistema multilateral y la Organización de las Naciones Unidas como ningún otro país, y demostramos que los países pequeños en vías de desarrollo y de renta media-baja estamos brindando cooperación internacional sin precedentes. No quiero culminar mi intervención ante esta Asamblea sin llamar a la reflexión respecto de los desafíos que en materia ecológica, política y social enfrentamos las sociedades del riesgo en momentos de globalización, mismos que debemos superar a través del diálogo y la cooperación entre los Estados, en el afán de construir respuestas a estos retos globales. Sin duda, uno de los grandes desafíos a enfrentar es el que nos plantea el Cambio Climático y sus efectos. Para mi país, la temática del cambio climático constituye una de las prioridades de su política exterior en el plano ambiental. Estamos comprometidos con todos los esfuerzos encaminados al fortalecimiento de las organizaciones internacionales ambientales y en la lucha por encontrar soluciones conjuntas ante las causas y consecuencias de éste fenómeno. Como parte del respaldo a las iniciativas propias de la Organización y para el beneficio de la comunidad internacional, seremos sede de la Reunión de los Grupos Especiales de Trabajo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, que se celebrará próximamente en Durban, Sudáfrica. Estos grupos de trabajo se reunirán en Panamá del 1 al 7 de octubre de 2011 a fin de avanzar en las modalidades de un segundo período de compromiso de reducción de emisiones de carbono de los países desarrollados y la estabilización de la temperatura global, con el objetivo de lograr avances en la completa ejecución de la Convención Marco mediante mecanismos de cooperación a largo plazo. Panamá espera que este encuentro sirva de puente entre los resultados obtenidos en la reunión de México y la que tendrá lugar en Sudáfrica. Es necesario fijar metas claras, transparentes y ambiciosas, además de reafirmar la voluntad política en esta materia de los países desarrollados, quienes tienen la responsabilidad fundamental, de conformidad con la Convención. Ello , porque como bien diría el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas en su discurso de inauguración del debate general: “Salvar el planeta , sacar a la gente de la pobreza , promover el crecimiento económico , éstas son una y la misma batalla”. Muchas gracias.