Intervención del Presidente de la República de Panamá, Excelentísimo Señor Laurentino Cortizo Cohen,
con motivo del Debate General del 75º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas
Nueva York, 23 de septiembre de 2020
Su Excelencia Volkan Bozkir, Presidente de la 75 Período de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas
Su Excelencia António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas
Señores Jefes de Estado y de Gobierno Distinguidos Delegados,
La historia nos ha enseñado que las decisiones tomadas en tiempos de crisis, definen y marcan al mundo durante décadas.
Es decir, las grandes pruebas de la humanidad como las pandemias, nos han forzado a romper con el pasado, a imaginar un mundo nuevo.
Esta pandemia no es diferente, es un portal, el puente entre un mundo y el siguiente.
Los líderes del mundo enfrentamos hoy un sinnúmero de desafíos extraordinarios, monumentales.
En el corto, mediano y largo plazo, el COVID-19 ha puesto a prueba los paradigmas de la sociedad actual y nos reta a construir activamente el futuro que queremos.
Esto supone cambios en nuestros sistemas económicos, en el liderazgo y gobernanza, la transparencia, la protección y restauración de la biodiversidad, los derechos humanos y la inclusión social.
Señoras y Señores,
El COVID-19 ha evidenciado algunas contradicciones de las políticas públicas, en el mundo entero, y nos revela que un mundo post pandemia tiene que ser sostenible y debe ser mejor.
Las decisiones que tomemos hoy, tendrán consecuencias a largo plazo. Hacer más de lo mismo es simplemente insostenible. Es desconocer la escala del sufrimiento humano que ha desatado la pandemia.
Esta crisis es alarmante, en parte porque tiene características nuevas y desconocidas. Es una emergencia sanitaria global.
Sin embargo, la parte más preocupante de la pandemia no es nueva. El COVID-19 ha evidenciado las profundas desigualdades ya existentes.
Si bien la pandemia nos afecta a todos, no a todos nos afecta por igual. Tenemos que enfocar la atención de la colectividad en la pobreza y la desigualdad.
Si antes algunos escogían ignorarlas, ahora es imposible no reconocerlas en su cruda realidad.
Tengamos algo claro. El mundo post pandemia seguirá con los mismos problemas que enfrentamos ahora, pero en condiciones más extremas.
Sólo tendremos un mundo post pandemia distinto, si desde ahora, aún en medio de esta batalla, mientras tomamos medidas de mitigación, nos ocupamos también de sentar las bases para resolver estos problemas, para generar transformaciones estructurales profundas.
Si aprendemos correctamente las lecciones que nos deja esta crisis, podremos lograr el consenso social que nos permita acelerar las reformas necesarias para alcanzar una sociedad próspera, pero sobretodo justa y más solidaria.
Señoras y señores,
Una de las principales lecciones aprendidas en esta pandemia, por ejemplo, es la importancia de apostar por la ciencia, tecnología e innovación para proveer soluciones que nos permitan ir cerrando las brechas sociales existentes.
Las circunstancias creadas por la pandemia hicieron posible la rápida implementación de sistemas innovadores. Se han acelerado, como nunca antes, los procesos de aprendizaje, generando una mayor rentabilidad social de la inversión del Estado en innovación.
Esto es especialmente cierto en la economía digital, se refleja en la migración hacia modalidades como el teletrabajo o en el consumo de productos y servicios a través de aplicaciones en línea con entregas por mensajería.
Se ve también en la aplicación de plataformas educativas digitales de primer mundo, que ahora estamos utilizando en algunas de nuestras escuelas públicas o en el caso de la práctica de la telemedicina, que permite al ciudadano en áreas remotas, beneficiarse con la atención de médicos especialistas que están a cientos de kilómetros de distancia.
Señoras y señores,
Una de las secuelas graves de esta crisis sanitaria ha sido el incremento en los índices de desempleo, pero aquí también se genera una oportunidad importante para que en nuestras economías, basadas mayoritariamente en la informalidad, se sienten las bases y se realicen los cambios necesarios en las políticas públicas para construir el futuro que queremos, el cual tendrá como centro el emprendimiento y la formalización del empleo.
En un mundo post COVID-19, la prosperidad compartida puede ser el resultado de una visión común de solidaridad global.
La más importante lección que nos deja la pandemia, es trabajar juntos en los problemas que afectan a toda la humanidad. Sin duda, somos más fuertes unidos que divididos.
Recordemos que después de la Segunda Guerra Mundial, fue la necesidad de sobrevivir, reconstruir las economías y evitar el flagelo de un nuevo conflicto bélico, lo que unió a los países para generar un nuevo orden internacional.
La pandemia ha producido nuevamente esa solidaridad de facto, hemos visto como, a través de acciones concretas de los países, se ha movilizado la cooperación internacional. Por ejemplo, científicos de Asia, Europa y América, compartiendo datos y experiencias.
Señoras y señores,
Panamá, el país con la mejor conectividad marítima y aérea de América Latina y el Caribe, ha hecho lo propio desde su posición como Hub de las Américas, poniendo su infraestructura al servicio del mundo, manteniendo operativas las 144 rutas marítimas y 1,700 puertos servidos por su Canal. Mantuvimos abierto nuestro sistema portuario y aeropuerto, garantizando de esta manera, la continuidad de las cadenas logísticas para suministros globales, especialmente de alimentos y medicinas.
Demostramos nuestra solidaridad al brindar asistencia humanitaria y permitir el tránsito por el Canal de Panamá, de los cruceros Zandaam y Rotterdam afectados por el COVID-19, para que sus pasajeros pudieran ser atendidos a tiempo, evitando una tragedia mayor.
Hemos puesto nuestra infraestructura al servicio de la región, haciendo posible que, a través del Centro Logístico Regional, el Programa de Alimentos de Naciones Unidas y la Cruz Roja Internacional, se haya distribuido asistencia humanitaria de insumos, medicamentos y equipos médicos, a más de 30 países.
Solamente unidos todos los países, con solidaridad y cooperación, podremos salir adelante.
Si la comunidad internacional falla en responder ahora, de una manera decisiva, la Agenda 2030 de Naciones Unidas corre el riesgo de ser fatalmente descarrilada.
Un nuevo orden multilateral implica un compromiso real de cada uno de nuestros países, de llevar a cabo acciones concretas, basadas en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible. Y que lo que se acuerde aquí, en este Foro, se cumpla en casa.
Señoras y señores,
Nuestro planeta ha sido herido con dureza extrema.
La pandemia ha sepultado en el dolor a millones de seres humanos. Hemos estado en una batalla diaria, sin tregua, confinados por lo invisible y lo incierto, de frente, sin rendirnos.
Hemos perdido abuelos, padres e hijos en el duelo mortal contra el virus. Han caído enfermeras, médicos, trabajadores de la salud. Confiamos en que la vacuna está cerca y que podremos detener este mal que nadie ha deseado.
Nos vamos a recuperar. Los gobiernos y líderes del mundo tenemos la obligación de reconocer errores, estar preparados, que nuestros sistemas de salud puedan enfrentar crisis como la que ahora vivimos.
Podemos y debemos ayudarnos entre nosotros, pero de este horror tenemos que aprender, que más que reconstruir tenemos que edificar una nueva sociedad, más solidaria, más equitativa, más justa.
Entre todos, unidas las naciones, construiremos el futuro que queremos. No nos equivoquemos, la acción multilateral es el camino correcto.
Muchas gracias,
…
Statement by the President of the Republic of Panama, His Excellency Laurentino Cortizo Cohen,
on the occasion of the General Debate of the 75th session of the United Nations General Assembly
New York, September 23, 2020
His Excellency Volkan Bozkir, President of the 75th Period of Sessions of the United Nations General Assembly
His Excellency António Guterres, Secretary General of the United Nations
Heads of State and Government Distinguished Delegates,
History has taught us that decisions made in times of crisis define and mark the world for decades.
In other words, the great tests of humanity, such as pandemics, have forced us to break with the past, to imagine a new world.
This pandemic is no different, it is a portal, the bridge between one world and the next.
The leaders of the world today face countless extraordinary, monumental challenges.
In the short, medium and long term, COVID-19 has put the paradigms of today’s society to the test and challenges us to actively build the future we want.
This implies changes in our economic systems, in leadership and governance, transparency, the protection and restoration of biodiversity, human rights and social inclusion.
Ladies and Gentlemen,
COVID-19 has revealed some contradictions in public policies, throughout the world, and reveals that a post-pandemic world must be sustainable and must be better.
The decisions we make today will have long-term consequences. Doing more of the same is simply unsustainable. It is not knowing the scale of human suffering that the pandemic has unleashed.
This crisis is alarming, in part because it has new and unknown characteristics. It is a global health emergency.
However, the most worrying part of the pandemic is not new. COVID-19 has highlighted the deep inequalities that already exist.
Although the pandemic affects us all, it does not affect us all equally. We have to focus the attention of the community on poverty and inequality.
If before some chose to ignore them, now it is impossible not to recognize them in their harsh reality.
Let’s make something clear. The post-pandemic world will continue with the same problems that we face now, but in more extreme conditions.
We will only have a different post-pandemic world, if from now on, even in the midst of this battle, while we take mitigation measures, we also take care of laying the foundations to solve these problems, to generate deep structural transformations.
If we correctly learn the lessons that this crisis leaves us, we will be able to achieve the social consensus that allows us to accelerate the reforms necessary to achieve a prosperous society, but above all, be just and more caring.
Ladies and Gentlemen,
One of the main lessons learned in this pandemic, for example, is the importance of betting on science, technology and innovation to provide solutions that allow us to close existing social gaps.
The circumstances created by the pandemic made possible the rapid implementation of innovative systems. Learning processes have accelerated like never before, generating greater social profitability from the State’s investment in innovation.
This is especially true in the digital economy; it is reflected in the migration towards modalities such as teleworking or in the consumption of products and services through online applications with delivery by courier.
It is also seen in the application of first-world digital educational platforms, which we are now using in some of our public schools or in the case of the practice of telemedicine, which allows citizens in remote areas to benefit from the care of specialist doctors, that are hundreds of miles apart.
Ladies and Gentlemen,
One of the serious consequences of this health crisis has been the increase in unemployment rates, but in this there is also an important opportunity for our economies, based mainly on informality, to lay the foundations and make the necessary changes in public policies to build the future we want, which will focus on entrepreneurship and the formalization of employment.
In a post-COVID-19 world, shared prosperity can be the result of a common vision of global solidarity.
The most important lesson that the pandemic leaves us is to work together on the problems that affect all of humanity. Without a doubt, we are stronger united than divided.
Let us remember that after the Second World War, it was the need to survive, rebuild economies and avoid the scourge of a new warlike conflict, which brought countries together to generate a new international order.
The pandemic has again produced that de facto solidarity, we have seen how, through concrete actions by the countries, international cooperation has been mobilized. For example, scientists from Asia, Europe and America, are sharing data and experiences.
Ladies and Gentlemen,
Panama, the country with the best maritime and air connectivity in Latin America and the Caribbean, has done this from its position as Hub of the Americas, putting its infrastructure at the service of the world, keeping the 144 maritime routes and 1,700 ports served by your Channel. We have kept our port and airport system open, thus guaranteeing the continuity of the logistical networks for global supplies, especially food and medicine.
We show our solidarity by providing humanitarian assistance and allowing the transit through the Panama Canal, of the Zandaam and Rotterdam cruise ships affected by COVID-19, so that their passengers could be attended to on time, avoiding a greater tragedy.
We have put our infrastructure at the service of the region, making it possible that, through the Regional Logistics Center, the United Nations Food Program and the International Red Cross, humanitarian assistance of supplies, medicines and medical equipment has been distributed to more than 30 countries.
Only united all countries, with solidarity and cooperation, can we move forward.
If the international community fails to respond now, in a decisive way, the United Nations 2030 Agenda runs the risk of being fatally derailed.
A new multilateral order implies a real commitment from each of our countries to carry out concrete actions, based on the fulfillment of the sustainable development goals. And that what is agreed here, in this Forum, is fulfilled at home.
Ladies and Gentlemen,
Our planet has been severely hurt.
The pandemic has buried millions of human beings in pain. We have been in a daily battle, relentless, confined by the invisible and the uncertain, head-on, without giving up.
We have lost grandparents, parents and children in the deadly duel against the virus. Nurses, doctors, health workers have fallen. We are confident that the vaccine is near and that we can stop this evil that no one has wished for.
We are going to recover. The governments and leaders of the world have an obligation to recognize errors, to be prepared, that our health systems may face crises like the one we are now experiencing.
We can and must help each other, but from this horror we must learn that rather than rebuilding, we have to build a new society, more supportive, more equitable, more just.
Together, nations united, we will build the future we want. Make no mistake, multilateral action is the right way.
Thank you very much.