El domingo 22 de junio, durante una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, convocada a petición de la República Islámica de Irán, tras los ataques militares de los Estados Unidos contra sus instalaciones nucleares, Panamá instó a un cese inmediato de las hostilidades en Medio Oriente.
El embajador de Panamá ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Eloy Alfaro De Alba, subrayó que un cese de hostilidades podría abrir la puerta a un «diálogo genuino que permita construir soluciones verdaderas y pacíficas a los conflictos».
Alfaro De Alba también se refirió al Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, catalogándolo como «un pilar esencial del derecho internacional que ha contribuido de manera decisiva a la no proliferación de armas nucleares y al fomento del desarme».
El diplomático panameño añadió que, gracias a este tratado, «la comunidad internacional ha procurado mayores garantías de estabilidad y seguridad, reduciendo el riesgo de que las armas nucleares se conviertan en motivo de confrontación».
«La desconfianza es un factor que agrava la situación, pero aún puede existir algún espacio para el diálogo y este Consejo puede desempeñar un papel constructivo para fomentarlo», expresó el embajador Alfaro de Alba.
El representante panameño fue rotundo al destacar que «para lograrlo, todos debemos exhortar a las partes a encontrar una solución que evite que los civiles se conviertan en víctimas de un conflicto aún mayor desde nuestras respectivas perspectivas».
Finalmente, puntualizó que, como administrador de un canal interoceánico, Panamá siempre ha apelado al derecho internacional como vía para dirimir las controversias internacionales con repercusiones globales.