Mucho se ha debatido a través de los años sobre el rol que juegan las cumbres y reuniones de líderes, jefas y jefes de Estado y de Gobierno, muchas buscan solución a los temas que nos son comunes a todos, otras, como la Cumbre de Laureados y Líderes para Niños, tratan sobre el futuro, sobre nuestros niños y los problemas que los impactan.
Este evento, que reunió un grupo excepcional de premios Nobel y líderes de todo el mundo, centró sus esfuerzos en luchar y defender a todos los niños vulnerables del mundo, garantizarles sus derechos y una vida digna. Temas con los que me siento especialmente identificada y que han sido centrales dentro de nuestra agenda de gobierno.
Y es que incluso desde los diálogos preparatorios para la elaboración del plan de gobierno, asumimos un compromiso inquebrantable con la niñez panameña para garantizar que cada niña, niño y adolescente gozara de pleno acceso a la salud, la educación y un entorno seguro a lo largo de su infancia.
Gracias al fortalecimiento de las instituciones gubernamentales responsables de garantizar el bienestar y los derechos de nuestros niños, hemos logrado una importante reducción en la tasa de trabajo infantil, 2.5% en 2016, lo que nos convierte en el país de América Latina y el Caribe con el porcentaje más bajo. Esto gracias a iniciativas como la estrategia “Municipios Libres de Trabajo Infantil”, que lleva adelante el Ministerio de Trabajo y el “Sistema de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia” que impulsa el Ministerio de Desarrollo Social, por mencionar algunos.
En este contexto, no puedo dejar de destacar la labor que la primera dama desarrolla, tanto desde su posición como miembro del Comité Coordinador de la Cumbre de Laureados y Líderes por los Niños 2018, como respaldando las políticas públicas implementadas por el Gobierno Nacional para asegurar que nuestros niños crezcan sanos y en un ambiente de cero discriminación.
Pero existen realidades que aunque no estén instaladas en nuestro entorno nos alcanzan, según datos de Unicef tan solo en América Latina y el Caribe hay 6.3 millones de niños, niñas y adolescentes que son migrantes o refugiados y que están solos. En líneas generales, los niños que deciden dejar su país y migrar lo hacen para huir de la violencia, los conflictos armados e incluso de la devastación a causa de los desastres naturales. Pero en nuestra región lo que buscan es salir de la pobreza o reunirse con familiares que ya migraron.
Ante este panorama, Panamá es un país que tradicionalmente ha jugado el rol de tender puentes entre las regiones y que históricamente ha tenido un papel destacado en los diálogos que buscan incidir en promover y garantizar los derechos humanos, bajo el decidido liderazgo del presidente de la República, y nuestra firme vocación de unión, buscaremos trabajar en conjunto con el fin de ayudar a potenciar las acciones y proyectos que se realizan a nivel global, regional y de país para garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes.
Hoy con un documento consensuado y el llamado a redoblar esfuerzos para garantizar la paz y el bienestar de los niños, la Cumbre de Laureados y Líderes para Niños ha marcado una hoja de ruta para garantizar el pleno ejercicio de los derechos de los niños, niñas y adolescentes migrantes y trabajadores, la cual veremos con mayor detalle en septiembre, cuando se celebre la 73 Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde haremos una apuesta definitiva por el futuro, por nuestros niños.
La autora es vicepresidenta de la República y ministra de Relaciones Exteriores.