Ante el inicio de una nueva temporada de la denominada “caza científica” por parte de Japón en aguas del Santuario de Ballenas del Océano Austral, los Gobiernos de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay, países miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), integrantes del “Grupo Buenos Aires” (GBA), hacen público y reiteran su más firme rechazo a la continuada caza de ballenas, que incluye especies clasificadas como amenazadas.

El GBA observa con grave preocupación que Japón emitió “Permisos Especiales” autorizando la caza en el Océano Austral de 850 ballenas Minke Antárticas, 50 ballenas Fin y 50 ballenas Jorobadas, y considera que dichos límites de captura evidencian claramente una operación de naturaleza comercial sin ninguna justificación científica.

De hecho, los programas con que Japón justifica sus acciones en este ámbito no cumplen con los estándares científicos internacionales, ni por demás, han logrado cumplir sus supuestos objetivos. El GBA considera que las tecnologías modernas permiten llevar a cabo investigaciones sobre ballenas con métodos no letales, sin que sea necesaria su muerte para el levantamiento de información científica.

Por lo anterior, el GBA reitera su más enérgica oposición a la contínua muerte ocasionada o que se ocasionará a dicho grupo de ballenas bajo supuestas justificaciones de estudio científico, y reafirma su inalterable compromiso con la conservación, el uso y la investigación no letal de estos cetáceos, el mantenimiento de la moratoria comercial en vigencia desde 1986 y el respeto a la integridad de los santuarios balleneros reconocidos por la CBI.

En este sentido, exhorta al Gobierno del Japón a poner fin a la caza de ballenas que realiza en un santuario que fue establecido por la CBI precisamente con el objetivo de proteger a dichos cetáceos.

Los Gobiernos del GBA consideran que las capturas realizadas año tras año por Japón, a pesar del amplio rechazo de la comunidad internacional, carecen de toda justificación, atentan contra el espíritu y letra de la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas de 1946, y no contribuyen a mantener un ambiente de confianza que propicie un diálogo constructivo en el seno de la CBI, único foro multilateral que reconocen para el manejo y la conservación de las ballenas.