Para Panamá ha sido un honor ser sede de la Séptima Cumbre de Las Américas que recién ha finalizado. Antes que todo, deseo agradecer al pueblo panameño que ha acompañado atentamente la realización de la Cumbre, y ha comprendido los inconvenientes derivados de las medidas de circulación y seguridad que se debieron adoptar para garantizar el éxito de la misma.
Mi agradecimiento a los Jefes de Estado y de Gobierno, así como a los delegados de los 35 países del continente, por acudir a nuestro país, a este cónclave que estoy seguro marcará el inicio de una nueva era regida por el diálogo respetuoso y la cooperación en nuestra región.
A Su Santidad el Papa Francisco, le agradecemos por su mensaje de paz, justicia social y solidaridad con los más necesitados, que nos hizo llegar a través del Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin.
Deseamos también reconocer a los miles de funcionarios y oficiales del gobierno, de cargos de dirección, administrativos, de seguridad y de comunicación y transporte, por la diligencia y eficiencia con la cual trabajaron.
Durante varios días nuestro país ha estado en el centro de la atención mundial, y estoy seguro se ha afirmado en la opinión internacional el país que somos: un país de gente amable, hospitalaria; un país diverso y plural, que ha dado acogida a la diversidad y pluralidad política que hay entre nuestros países y dentro de nuestros países.
Un país con una gran capacidad logística y de instalaciones que ha sido capaz de acoger a miles y miles de visitantes simultáneamente; un país próspero económicamente, con gran capacidad comercial y financiera.
Un país pacífico y en franco proceso de consolidación de su institucionalidad jurídica y política democrática. Un país del cual podemos sentirnos orgullosos las panameñas y panameños. Muchas gracias Panamá.
En medio de la diversidad y pluralidad política entre y dentro de nuestros países, hemos facilitado un diálogo franco y respetuoso entre Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de nuestro continente.
No hemos pretendido unanimidades, por lo demás imposibles en medio de la pluralidad, pero si ayudar a tender puentes en medio de las diferencias, y afirmar lo que nos une y no lo que divide.
La Cumbre ha sido una gran oportunidad multilateral y, a la vez, de encuentros bilaterales entre los diversos liderazgos.
Los Foros previos a la Cumbre, incluso las numerosas actividades que no eran parte oficial de la misma, han sido una gran oportunidad de encuentros personales y debate de ideas y proyectos, que han fortalecido la cultura democrática del continente, y que sin duda se irán materializando en decisiones y políticas.
Debemos felicitar a los ciudadanos de las Américas quienes se han manifestado libremente, reconociendo la diversidad y respetando las diferencias, a través de los diferentes encuentros hemisféricos celebrados en el marco de la presente Cumbre, incluyendo el Foro de la Sociedad Civil y Actores Sociales, el Foro Empresarial, el Primer Foro de Rectores y el Foro de la Juventud, de las Américas.
El tema de la Cumbre, “Prosperidad con equidad”, ha estado permanentemente en la agenda y las discusiones. El tema lo propusimos por nuestra experiencia y la experiencia de todos los países del continente. Hemos crecido fuertemente, pero no toda la población se ha beneficiado suficientemente de ese crecimiento.
Como país anfitrión propusimos un documento de Mandatos para la Acción en torno a los diferentes ejes que apuntalan la Prosperidad con Equidad: salud, educación, energía, medio ambiente, migración, seguridad, participación ciudadana y gobernabilidad democrática.
Después de casi cuatro meses de intenso trabajo, reuniones en Panamá y en la sede de la OEA en Washington, y muchas consultas bilaterales, se logró acuerdo en el 90% de los mandatos propuestos (42 de 48), y los restantes quedaron ad referéndum de pocos países.
Hubo completo acuerdo en reconocer que el derecho a la educación sin discriminación y el acceso equitativo a una educación de calidad es vital en el esfuerzo por alcanzar un desarrollo integral, erradicando la pobreza y la desigualdad.
En ese sentido, hemos propuesto aumentar la cobertura de nuestros sistemas educativos y fortalecer la educación técnica superior, acompañada de la creación de programas y nuevas oportunidades de empleo, en colaboración con el sector privado, para los jóvenes en riesgo social de nuestro continente.
En materia de educación superior, hemos propuesto un mayor acercamiento entre las universidades y el sector público, para que nuestras casas de estudio sean las proveedoras de análisis científicos, técnicos y sociales, inspecciones y estudios de factibilidad, así como las propuestas de proyectos de infraestructura pública que necesita la comunidad.
Adicionalmente, celebramos la propuesta surgida en esta Cumbre de crear un Sistema Interamericano de Educación que mejore la calidad de la misma en nuestro continente.
De igual forma, se respaldaron los esfuerzos para asegurar el acceso universal a la salud como un derecho humano fundamental.
En cuanto a la energía, pilar fundamental del desarrollo sostenible, se acordaron acciones que garanticen el acceso a energía de fuentes diversas, amigables con el medio ambiente, y en condiciones económicamente asequibles y confiables.
En este contexto, y subrayando la preocupación compartida por el cambio climático, se acordaron mandatos dirigidos a la protección, preservación y restauración del medio ambiente y su adecuada gestión.
Habiéndose reconocido el vínculo entre migración y desarrollo, y el aporte de los migrantes a los países de origen, tránsito y destino, se consensuaron acciones de cooperación entre los Estados y de protección de los derechos humanos de los migrantes.
En el proceso de discusión del documento propuesto por Panamá se compartió la preocupación y la necesidad de unir esfuerzos contra el terrorismo, el crimen organizado y otras amenazas a la seguridad de los ciudadanos, a través del fortalecimiento de la cooperación entre los países y la adopción de medidas para prevenir la violencia y la delincuencia.
Finalmente, y reconociendo que la democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos, se acordaron un conjunto de mandatos para fortalecer el estado de derecho, la separación e independencia entre los poderes del Estado y el respeto a los derechos humanos, y en ese sentido se acordaron acciones para promover y garantizar la participación ciudadana en la gestación y aplicación de políticas públicas, así como el empoderamiento de los ciudadanos sin discriminación de género o raza.
Panamá considera que aquella gran cantidad de mandatos sobre los que hubo acuerdo, pueden y deben ser gestionados por las instituciones del sistema interamericano y otros organismos internacionales.
Nuestro gobierno remitirá los mandatos acordados a nuestros Directores en el BID, Banco Mundial, CAF, y otras instituciones financieras multilaterales, para que sean objeto de financiamiento y asistencia técnica. Y lo mismo deberá ocurrir con otras organizaciones multilaterales, como la OEA, CEPAL y OPS.
Queremos destacar que en adición a los mandatos acordados, Panamá propuso y hubo total acuerdo entre los países, que entre ahora y el año 2025 se mejore sustancialmente el acceso de la población al agua potable y saneamiento básico, así como la cobertura de la banda ancha y de la educación media y técnica. Igualmente, y de conformidad con las condiciones de cada país, deberá incrementarse sustancialmente la inversión en infraestructura y la efectividad de la misma.
En ese sentido, celebramos la propuesta surgida en el retiro privado de mandatarios, de crear un Centro para el Desarrollo de Infraestructura para apoya a los países de la región en estos esfuerzos.
Hacemos un llamado a las organizaciones multilaterales y la banca multilateral, a que aumenten sus esfuerzos tendientes a respaldar a los gobiernos en la identificación de los proyectos, los estudios técnicos y diseños conceptuales de la infraestructura pública necesaria para mejorar los servicios a la población y alcanzar nuestras metas de Estado.
Deseamos agradecer al Presidente Ollanta Humala que ha ofrecido a su país, Perú, como sede de la VIII Cumbre de Las Américas, y desde ya le ofrecemos nuestra cooperación en base a la experiencia que hemos recogido.
América es hoy un continente en paz. Hemos superado los obstáculos a la convivencia pacífica entre pueblos hermanos. Por lo tanto y para cerrar el último capítulo de conflictos armados en las Américas, celebramos los importantes avances de las conversaciones de paz en La Habana, Cuba entre el Gobierno de la República de Colombia y las FARC.
Reconocemos el gran esfuerzo que ha hecho la República de Cuba como anfitrión en el apoyo de estas conversaciones.
Nunca antes se había estado tan cerca de poner fin a este largo conflicto y de lograr la paz en Colombia, esa que también representa la paz de todo nuestro continente.
Por eso, esperamos que el Gobierno de Colombia y las FARC lleguen rápidamente a un acuerdo en este año, para que todos contribuyamos a lo que más nos importa: la implementación y consolidación de la paz.
Esperamos que las partes acepten que sólo a través de una justicia transicional y respetando los derechos de la víctimas se logra una paz estable y duradera.
Esperamos también que el ELN atienda el deseo de paz de todos los colombianos y de todos los países de las Américas, uniéndose lo más pronto posible al proceso.
Por diversas razones, esta ha sido una Cumbre histórica. La convocamos con carácter universal dentro de Las Américas.
La decisión que anunciaron los Presidentes de Cuba y Estados Unidos para avanzar en un nuevo enfoque de las relaciones entre sus países crearon una legítima expectativa de que situaciones, antiguas y recientes, que han tensado las relaciones hemisféricas puedan ser solventadas.
Esta Cumbre ha servido para tender puentes en esa dirección.
Para Panamá y mi Gobierno ha sido un gran honor ser los anfitriones de la misma