En ocasión del Saludo Protocolar al Cuerpo Diplomático Acreditado en Panamá Salón Bolívar, Palacio Bolívar 6 de Febrero, 2014 Su Excelencia Mayra Arosemena de Theodorou Vicecanciller de la República, Su Excelencia Patricia Arias Cerjack Secretaria General de la Cancillería Sus Excelencias, Señoras y Señores Jefes de Misiones Diplomáticas acreditados ante el Gobierno de la República de Panamá Honorables Señoras y Señores Jefes y Representantes de Organismos Internacionales acreditados ante el Gobierno de la República de Panamá Honorables Señoras y Señores Directores Generales de la Cancillería de la República Quisiera, con mis primeras palabras, agradecerles su presencia aquí, hoy, en ocasión de este Saludo Protocolar, tradicional acto en esta Institución y que es consecuencia de mi designación, como Ministro de Relaciones Exteriores, por parte del Excelentísimo Señor Presidente de la República, quien tuvo a bien confiarme estas responsabilidades oficiales, desde el pasado lunes, 3 de Febrero, y que recibí con humildad personal y un alto sentido del deber.
Al asumir la Cancillería de la República, a cinco meses de culminar la administración del Excelentísimo Señor Presidente, Ricardo Martinelli Berrocal, soy plenamente consciente que, como Canciller, debo coadyuvar a que “la nave” de la política exterior del país llegue a “puerto seguro”, tal y como siempre ha sido el deseo del Señor Presidente, para que, habiéndose cumplido esta etapa, la próxima administración tome el mando de esa nave con confianza. En este sentido, me siento afortunado al saber que contaré con la experiencia y “buen saber hacer” de mi Vicecanciller, y amiga, Mayra Arosemena, profesional de gran valía, y a la que, en este momento, y frente a ustedes, quisiera hacer un reconocimiento público por el gran trabajo que ha venido desarrollando en este Ministerio, sin desfallecer un instante, aún cuando ha tenido que lidiar con circunstancias, a veces complicadas, en algunos momentos.
Con el valioso consejo de la Viceministra y un equipo de colaboradores directos que he querido que sea eminentemente técnico y con experiencia profesional probada, tanto en esta institución como en otras, así como en el sector privado; procuraré que los objetivos y propuestas desarrollados, en materia internacional, a lo largo de estos cinco años de gobierno, hayan sido atendidos, al máximo de nuestras capacidades, sin olvidar nunca que, para lograrlo, Panamá debe continuar cultivando relaciones y lazos de amistad, cooperación e intercambio con todos los actores de la comunidad internacional, basadas en el respeto y la tolerancia a las ideas y modelos políticos y económicos, sin imposiciones, ni actitudes unilaterales por parte de nadie sobre nadie.
El Señor Presidente de la República, en diversas ocasiones y en diversas formas, ha señalado que su visión de Panamá es la de un país, que aunque pequeño, está llamado a jugar un papel singular, en el seno de la comunidad internacional en este siglo XXI, para el cual se prepara, entre otras cosas, gracias no sólo a su sostenido crecimiento económico y comercial, cuyos réditos se han venido invirtiendo en valiosos activos para la Nación; si no también, a una rica tradición diplomática como “nación amiga de todos y al servicio de todos”, nunca mejor expresada que en la persona del Dr. Ricardo J. Alfaro, conciliador por excelencia, que siempre abogó por la solución pacífica de las controversias y el no uso de la fuerza, o la coacción, en las relaciones internacionales, y por el desarrollo y consolidación del sistema multilateral de las Naciones Unidas, y al que debo recordar esta administración, más que ninguna otra, ha demostrado un compromiso de colaboración, tangible y real, que debe convertirse en una verdadera política de Estado, consolidando así a la Ciudad de Panamá como un nuevo centro de la diplomacia multilateral.
No podemos perder de vista que, en el andar de este camino para fomentar un mayor desarrollo para Panamá, mirando hacia el exterior, el Gobierno Nacional no ha estado exento de retos, de muy diversa índole que, no podemos negarlo, hayan dificultado, en alguna ocasión, esas buenas relaciones y lazos de amistad entre Estados y demás actores de la comunidad internacional, que mencioné anteriormente y que son vitales para Panamá. Es ahí donde revalidaremos un principio fundamental en la política exterior panameña: la “diplomacia del diálogo” y que, de forma muy sabia, Su Santidad, el Papa Francisco ha señalado es: “la vía para resolver las problemáticas que permanecen abiertas”.
Panamá, siempre estará abierta al diálogo amplio, aún en momentos y circunstancias complejas y dispares. En este sentido, también, quisiera traer a colación unas palabras del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, quien señalara en una ocasión: “(R)espetamos la soberanía y el carácter político e ideológico de cada país, respetamos a cada país; sólo queremos integrarnos, acercarnos, porque es imprescindible para el futuro de nuestros pueblos, y esa realidad trasciende las situaciones políticas internas.”.
Para el Gobierno de Panamá, es particularmente importante en estos momentos que, sobre todo en el contexto latinoamericano, recordemos un principio como el mencionado, pues la integración de nuestros pueblos, por diversas vías, formas y niveles políticos, económicos y comerciales es fundamental. Solo bajo premisas como éstas, enriquecidas por las propias diferencias y visiones que existen, y que tienen que existir entre nuestras naciones, podremos seguir avanzando en foros y proyectos hemisféricos tan importantes para Panamá y las hermanas naciones con las que comparte este continente, como son: CELAC, OEA, SICA, ALADI, AEC, Alianza del Pacífico o CARICOM, entre otras.
Es sobre la base de este tipo de principios que estamos seguros que se pueden seguir construyendo sólidas relaciones bilaterales. Independientemente de ideas y agendas políticas, particularmente cuando pensamos en el proceso electoral en el que nuestro país está inmerso, no debe caber ninguna duda que, el Panamá de hoy es, afortunadamente, un Panamá muy diferente al de 1990, luego del restablecimiento del sistema democrático de gobierno, o incluso al del 2000, luego de asumir el control del Canal Interoceánico y hacer de éste un modelo de gestión pública transparente y seria que, incluso, hoy día está dando una nueva lección de buen hacer a propios y extraños y que, aprovecho esta ocasión, tiene el respaldo incondicional de este Gobierno y el país, frente a una situación del todo inaceptable. Que no quede duda alguna: la ampliación de nuestro Canal se completará a toda costa. Este no es el primer contratiempo a intereses nacionales que enfrentamos en el país, y seguramente, no será el último.
El Panamá de hoy, es un Panamá que ha alcanzado metas importantes; es un Panamá que ha sabido tomar posiciones valientes en asuntos de interés hemisférico y global; es un Panamá que ha desarrollado nuevas relaciones bilaterales y fortalecido otras; es un Panamá que, en definitiva, ha trabajado para que otros actores dentro de la comunidad internacional quizás con mayor peso político y económico o que, se pudieran considerar con mayor peso político y económico, entiendan que este pequeño gran país, desea cooperar más activa y diversamente, construyendo nuevas relaciones y nuevas agendas, sobre premisas de igualdad, respeto y reconocimiento a los intereses nacionales, y sin imposiciones de agendas o visiones políticas o económicas. En estos próximos meses, junto al equipo que me acompañará, vamos a trabajar para mantener el rumbo y el objetivo trazado por el Señor Presidente y en ese sentido, reafirmaremos esa “diplomacia del diálogo” en el plano bilateral; ese “compromiso con la integración latinoamericana” y con el Caribe, en el plano regional; o con el Sistema de las Naciones Unidas en el plano multilateral; sin olvidar las relaciones históricas y estratégicas con naciones cercanas, o cada vez más cercanas, así como la necesidad de abrir canales de comunicación y cooperación con otras naciones.
De igual forma, avanzaremos en proyectos institucionales que siempre hemos considerado fundamentales para fomentar mayores capacidades diplomáticas para Panamá como son: la formación académica de los colaboradores de la Cancillería; el fortalecimiento de la carrera diplomática y consular; la acción y desempeño del servicio exterior, con la apertura de dos nuevas misiones diplomáticas, esta vez en el Reino de Marruecos y en Turquía y, de ser posible, otras dos en Ghana y Australia, así como el lanzamiento de los servicios consulares virtuales; la ampliación de las acciones en materia de cooperación internacional y proyectos especiales con la creación del Departamento de Diplomacia Cultural y el Departamento de Responsabilidad Social Institucional y la finalización del proyecto de ley para la creación de la Agencia Panameña de Cooperación Internacional; y el apoyo a la acción internacional de las diversas instituciones del Estado, particularmente al Ministerio de Seguridad Pública, en un área tan importante para el presente y futuro del país como Hub para el Comercio Mundial, como es la seguridad y lucha contra diversas formas de crimen internacional, área donde la Cancillería retomará su tradicional papel de facilitador diplomático en vez de protagónico, para lo cual se eliminará la Dirección General de Análisis Antiterrorismo no contemplada en la ley orgánica de la institución.
Para concluir, quisiera reiterar que aún cuando los objetivos a alcanzar son variados y el tiempo con que se cuenta es corto, las misiones diplomáticas y consulares, y los organismos internacionales acreditados en Panamá, cuentan con mi mejor voluntad y compromiso, así como el de todos los colaboradores de la Cancillería de la República, para trabajar en nuestras respectivas agendas y continuar cultivando relaciones y lazos de amistad, cooperación e intercambio con todos los actores de la comunidad internacional, basadas, repito, en el respeto y la tolerancia a las ideas y modelos políticos y económicos, sin imposiciones, ni actitudes unilaterales por parte de nadie sobre nadie. Muchas gracias,